Estudiantes de la Universidad Católica del Maule y de la Universidad de Talca.. Autonomistas, Izquierdistas y categóricamente anti-capitalistas..

31.7.06

Crece desgaste de clase política chilena

Santiago de Chile, 29 jul (PL) La confirmación del desgaste de la clase política chilena -tanto del gobierno como de la oposición de derechas- fue la nota más destacada en la semana que termina, según una abarcadora encuesta del derechista Centro de Estudios Públicos (CEP).El 77 por ciento de los chilenos tienen una mala valoración del desempeño de ambos bloques, que dominan la vida política del país desde el fin de la dictadura militar en 1990, de acuerdo al sondeo, que confirma otro realizado el pasado mes por la empresa Adimark.De ese porcentaje, el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, que es respaldado por una coalición de cuatro partidos de centro y centro izquierda, recibió el 31 por ciento de rechazo, mientras la Alianza opositora de extrema derecha tuvo el 46. En términos partidistas, el 41 por ciento de los chilenos afirma no sentirse representado por ninguno (13 más que el pasado noviembre), mientras sólo el 32 se declara concertacionista -de gobierno-, 16 aliancista -extrema derecha- y siete de la izquierda extraparlamentaria.Para el diputado socialista Marco Enríquez-Ominami, los resultados mostrados por la encuesta CEP -considerada técnicamente muy sólida- refleja "un castigo, no sólo para el gobierno, sino también para la clase política nacional en su conjunto"."Hoy ni el gobierno ni la oposición se están logrando comunicar con un pueblo en que el 41 por ciento declara no sentirse representado por ningún partido", sostuvo el parlamentario, considerado dentro del ala progresista del oficialismo.Si bien como figura la presidenta Michelle Bachelet mantiene un aceptable respaldo (46 por ciento aprueba su gestión y recibe el 65 de valoración positiva entre los personajes políticos) su gobierno -aunque muy corto aún- no es bien considerado.En su favor está el hecho de que los conflictos enfrentados (movilizaciones de estudiantes, huelga de mapuches, crisis del gas con Argentina, explosión de la delincuencia) fueron heredados de anteriores administraciones, en las cuales ella no tuvo responsabilidad directa.Sin embargo, el 57 por ciento de la población estima que Bachelet ha actuado con debilidad frente a las presiones corporativas de grupos, personas o instituciones, mientras sólo un 34 considera que ha demostrado fortaleza como gobernante.A su presunta falta de resolución, en la cual entra a jugar un alto nivel de tibieza en su enfrentamiento a la derecha opositora, se suma también los desajustes en su gabinete, por lo cual un 49 por ciento piensa que el gobierno no tiene destreza y habilidad para jugar su rol.Para la inmensa mayoría de los chilenos, el Ejecutivo debe dedicarse con preeminencia a solucionar los graves problemas en seguridad ciudadana, salud, educación, empleo y pobreza, así como a una distribución más justa de los ingresos.Pero si mal le ha ido al gobierno, peor es el panorama para los sectores de la extrema derecha, que sólo recibió el 20 por ciento de valoración positiva a su gestión opositora, y apenas un 16 dijo sentirse representado por la Alianza como fuerza política.Entre los 10 dirigentes mejor evaluados, sólo aparece la mención de una figura de oposición, la del ex candidato presidencial de Renovación Nacional, Sebastián Piñera, en el octavo lugar con un 47 por ciento. El resto son todos políticos de la coalición de gobierno.Con todo, existe el criterio que la administración es aún muy joven y tiene capacidad de recuperación. Para Carolina Segovia, especialista del CEP, el 46 por ciento de aprobación de Bachelet es similar al que han tenido sus predecesores en igual período de sus gestiones."Durante los primeros cuatro años del Gobierno del presidente Lagos los niveles de aprobación nunca pasaron del 50 por ciento, la evaluación sólo mejoró hacia el final, en los últimos dos años, y en el caso de Eduardo Frei incluso fueron menores", subrayó Segovia.Para los especialistas, lo importante es que Bachelet como figura política no ha perdido su piso político, que fue del casi 46 por ciento de votos en la primera vuelta presidencial, ni tampoco ha caído en la evaluación que de ella tienen los chilenos entre sus líderes favoritos.

6 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Estimado señor director:

El dieciocho desde los zapatos de un poeta septiembrero habitante de las casas indignas

Septiembre, me encomendaron la tarea de escribir unos versos en tu honor… y, la verdad, fue imposible, pues cuando estaba a punto de capturar dos ideas dieciocheras que abejorreaban mis creatividades e inventiva, la puerta de mi rancha proletaria se vino abajo de golpe y un apocalipsis de aguas turbias sin permiso se instaló en mi suelo. Hace días ya que se anunciaba: en el rugir de las nubes negras, en el frío vespertino, en el plástico de la ventana de mi vecino, en las aguas turbias que corrían y corrían por las calles sin pavimento de mi población plebeya, escondida de la República primaveral del moderno patriciado, de ese que invierte en metas, bienestar, dignidad, futuro y destino.
Septiembre patrio, me encargaron la misión de tributarte algunos versos, pero fue imposible, porque precisamente cuando ya me encumbraba al firmamento de la palabra inspirada, advertí que como corcho de vino flotaba en una marea marrón-chocolate, invasora de mi dignidad, de mi refugio, de mi dormitorio, de mi mesa, donde comparto el pan, mi vida y el vino.
Pero yo, fiel al compromiso que asumí, septiembre querido, insisto, y continúo digitando palabras con los dedos de mi diestra, mientras con la izquierda sostengo a duras penas la Olympia regalona conseguida con descuento en un mall proleta del artefacto usado llamado Bío-Bío.
Y a la deriva voy, golpeteando teclas de agua, chapoteando versos que pudieron ser dieciocheros; cada letra expulsa mil burbujas y las caudalosas aguas literalmente me succionan en espiral, salpicantemente, justo en el centro del dormitorio, y como corcho tintero soy vomitado justo sobre la mesa del comedor que flota en la cocina…
Y continúa lloviendo, y las aguas me arrastran río abajo, septiembre querido, y las maderas que hasta ayer me sirvieron de techumbres se fugaron con los vientos y algunas van conmigo en este viaje de diluvio… Y no veo más que océanos de fin de mundo en torno mío, septiembre patrio, septiembre herido. Y ya no hay paisaje poblacional, sólo náufragos, llantos, gritos de niños, septiembre patrio, septiembre querido. Y todo es río, un canal gigante, el mundo es de agua, es turbio, es frío, es lluvia, es un río… que arrastra todo, que arrasa con todo, que arranca sin contemplación los árboles y los postes del alumbrado público… y la vivienda básica de mi vecino, de mi prójimo, de mi hermano, ahora desaparecido.
Pero yo, obsesionado con el encargo y el cumplimiento del deber asumido, continúo machacando teclas de agua, septiembre lluvioso, invernal, querido… navegando hacia algún destino desconocido, sobre un desnudo catre de madera, mi modesto catre de madera; septiembre patrio, independiente, soberano, moderno, democrático, cristiano, humanista, equitativo, digno, copevizado, amnésico, farandulero, endeudado, dieciochero, feliz, herido.

Emotivamente, movimiento autónomo de fisolofía –UC del Norte, Chile.

7:42 p. m.

 
Anonymous Anónimo said...

Estimado señor director Movimiento Autónomo Queule:
La memoria como contribución con nuestros valores patrios

No es desconocido el nexo que hay entre solidaridad y patriotismo, en particular desde la mirada de nuestro San Alberto Hurtado. Y cuánta vigencia cobra esa mirada, entendida como llamado a nuestra conciencia colectiva, a propósito de las fiestas patrias recién celebradas en el país. En razón de ello, nosotros creemos que septiembre debiera ser designado como el mes de la patria; pero no sólo de la patria, sino de la memoria. Así nos haríamos cargo de las obligaciones que en el curso de nuestra historia patria hemos dejado pendientes. Así responderíamos, además, a la interpelación que nos hace Juan Bautista Metz* y Gabriel Salazar, nuestro Premio Nacional de Historia 2006, en el sentido de que ya es tiempo de poner en el centro a los olvidados y los “perdedores” de la historia. Así empezaríamos a superar nuestras burguesas y poco cristianas costumbres de caer en las amnesias y de seguir perpetuando un modo de vida excluyente, que excluye a cientos de miles por medio de las inequidades e injusticias y que invisibiliza y silencia a las “otras voces”. Por lo demás, somos mayoritariamente creyentes (Revista MENSAJE, Nº 551, agosto 2006, Vol. LV, p. 7: “Somos mayoritariamente católicos…”).
Precisamente, quisiéramos, como católicos, ser consecuentes con esas voces. Digamos que luego del retorno a la calma, después de tanta algarabía, felicidad y “chilenidad”, podríamos preguntarnos si esas fiestas han sido expresión fiel de lo que entre nosotros se conoce como patriotismo. Pues como lo cristiano y lo humanista constituyen el común denominador de nuestra identidad nacional, podríamos rastrear una respuesta rescatando, por ejemplo, la opinión del propio padre Alberto Hurtado. Claro que habrá que hacer memoria, pues su noción sobre qué serían los auténticos valores patrios o qué es el patriotismo en una sociedad cristiana sólo la hemos conocido parcialmente, o digamos que una parte de esa noción la hemos relegado al olvido.
Primero que todo, para Hurtado, hablar de patriotismo es hablar de solidaridad[1], lo cual, en nuestro país, está indisolublemente ligado a nuestra tradición, historia y cultura humanista y cristiana. Es decir, cada vez que celebremos nuestra chilenidad o hagamos gala de nuestro patriotismo, debiéramos celebrar desde la siguiente verdad: “Somos – como ya se dijo- mayoritariamente católicos…”, o sea, somos una sociedad cristiana. No obstante, esto nos lleva a la siguiente pregunta: ¿Y qué hemos entendido por catolicismo, por cristianismo, aquí en Chile? ¿Es que hay alguna relación, acaso, entre ser chilenos y ser cristianos? ¿Es pertinente instalar estas preguntas cuando apenas nos reponemos de las fiestas? ¿No es equivalente a “irse demasiado en la profunda”? Creemos que siempre será pertinente; además, como sociedad humanista y cristiana debemos hacernos cargo de pensar el mundo que vivimos, toda vez que sólo así podremos hacer más humano y más cristiano el mundo en el que vivimos, incluso proyectando el Chile en el que queremos vivir. Claro que al reflexionar desde el padre Hurtado corremos un riego: el de instalar frente a nosotros una segunda pregunta, y esta vez ya frontalmente incómoda, incluso para más de alguien quizás insoportable, planteada hace ya tiempo por el primer santo chileno: ¿Es Chile un país católico? Pues dejemos que la voz de Alberto Hurtado interpele nuestra memoria:
“Para muchos, durante muchos años, el cristianismo ha sido un asunto puramente individual, algo a sí como una especie de seguros para la otra vida…” “Pero el cristianismo auténtico no es eso: es la religión de los hermanos que se sienten responsables de la salvación[2] de sus hermanos”.[3] “Los que han creído que el cristianismo es un asilo para salvaguardar su fortuna, su rango, sus virtudes mezquinas y mediocres han tenido que desengañarse”.[4] “Cristo no es un modelo que haya bajado del cielo para servir de argumento a Leonardo da Vinci ni a Rafael, para que sus cuadros hermoseen los salones. Ni subió a la cruz para que su imagen de marfil o de bronce adorne un dormitorio”.[5] “La elevación del proletariado es elemento substancial del orden nuevo…”, “Esa elevación habrá de realizarse por una modificación profunda de la estructura social actual: de la educación, de la remuneración del trabajo, de la vivienda popular, de la seguridad social”.[6] “Se engaña si pretende ser cristiano quien acude con frecuencia al templo, pero no cuida de aliviar las miserias de los pobres”.[7] “Se engaña quien piensa con frecuencia en el cielo, pero se olvida de las miserias de la tierra en que vive”.[8] “El silencio sobre las injusticias sociales perjudica en mayor grado a la Iglesia de lo que pudieran servirla grandes discursos sobre el peligro de las logias”.[9] “…La burguesía católica en su resistencia a la justicia social ha actuado no en cuanto católica sino en cuanto burguesía”.[10] “Algunos se consideran culpables al estrechar la mano de un masón o de un comunista, pero no al tratar con quienes violan abiertamente la justicia en sus negocios y la caridad en sus palabras o en sus omisiones egoístas”.[11] “Aunque no hubiera nacido Karl Marx o Lenin, aunque Rusia estuviera bajo el régimen de los zares, mientras haya un pobre que padezca injusticia, el católico se siente unido a él, deudor de él. De esta deuda no se sentirá libre hasta haberla pagado”.[12] “El católico es social no por anticomunista sino porque es católico”.[13] “Trabajar en condiciones humanas es bello y produce alegría. Pero esta alegría es echada a perder por los que altaneramente desprecian el esfuerzo del obrero, no obstante que se aprovechan de sus resultados”.[14] “Otros hay que ofenden al obrero, haciéndole sentir que él vive porque la sociedad bondadosamente le procura empleo”. “Más cierto sería decir que la sociedad vive por el trabajo de sus ciudadanos: sin trabajo no habrá riqueza ni sociedad”. “Esta idea podría ser mejor comprendida en una asociación vocacional en la que el trabajador, dejando de ser un simple asalariado, participara de la propiedad y aun de la dirección de la obra en que trabaja para bien y servicio de la sociedad”.[15]
¿Acaso no le hace bien a nuestra chilenidad, y a nuestro ser y estar en el mundo, el ejercitar el pensamiento y la memoria? Obvio que sí; la vida no es puro gozar y gozar, también es necesario pensar y hacer memoria. Hacer memoria es…
confrontar el “Bienaventurados los olvidadizos” (a) de Nietzsche, con el “bienaventurados los que sufren”, de Jesús, y proclamar con Metz: bienaventurados “los que no pueden olvidar el dolor” (b) de las voces de los silenciados, las víctimas inocentes, los humillados, los injustamente excluidos, los del sueldo mínimo, los que tienen hambre y sed de justicia, los perdedores de la historia… de esa historia predicada y enseñada por los propietarios de la Teta Eterna, guardianes eternos de los valores y los dogmas globales de un neoliberalismo en decadencia.

Atte., Micaela Huala, Narda Rivera, Bastías Noé, voceros movimiento autónomo de filosofía –UC del Norte,
IV Región, Chile.

*Johann Baptist Metz
Nace en 1928 en Auerbach (Palatinado del Norte), es profesor y doctor en filosofía y en teología. Cursó carreras en Bamberg, Innsbruck y Múnich. De 1963 a 1993 ejerce como catedrático de teología fundamental en la Universidad de Münster.
Fundador de la teología política, Coeditor de la revista internacional de teología Concilium, fue profesor invitado de filosofía de la religión e ideas en la Universidad de Viena de 1993 a 1998 y fue nombrado doctor honoris causa por esta misma universidad en 1994. Entre sus obras destacan Teología del mundo (1970), La fe en la historia y la sociedad, Más allá de la religión burguesa (1982) y El clamor de la tierra: el problema dramático de la teodicea (1996), entre otras.
Metz subraya el carácter histórico y no mítico de la fe cristiana: el Dios cristiano no está por encima de la historia; es el Dios de la hora histórica. En Jesús la trascendencia se convierte en acontecimiento histórico de salvación (= liberación). Frente a las tendencias privatizadoras de la fe de las teologías existencial y trascendental, acentúa la dimensión crítico-pública de la fe. Traduce teológicamente la primacía categorial del futuro en el pensamiento moderno “como escatología crítica creadora” (ojo, no esperadora) y la esperanza como resistencia creadora-liberadora. En su obra Dios y tiempo, nueva teología política (2002) pone en el centro la lucha contra la amnesia y el olvido de las víctimas inocentes de la historia a que arrastran los condicionamientos socio-políticos actuales y una cultura anti-anamnética (= amnésica) enfatizando el carácter actuante y cívico del movimiento fundado por Jesús. La provocación del discurso sobre Dios (2001) es una obra hecha en co-autoría con Elie Wiesel, obra fruto del homenaje con motivo de su setenta cumpleaños en el que participaron Joseph Ratzinger (Papa), Jürgen Moltmann y Eveline Goodman-Thau.
________________________________________
[1] Tony Mifsud, grupo de reflexión y ética, Universidad Alberto Hurtado, Informe Ethos, 2005.
[2] Entiéndase salvación como la entiende Gustavo Gutiérrez, Leonardo Boff, Hélder Cámara, John Sobrino, J. B. Metz, Richard Shaull, José Comblin, etc., etc., es decir, como liberación integral de la humanidad y de los pueblos, lo que incluye lo político, lo económico, lo social. Y la liberación de los fanatismos religiosos deshumanizantes (tan en boga).
[3] PADRE HURTADO, MENSAJE A LOS JÓVENES, Adaptación de manuscritos originales: Padre Miguel Ortega Riquelme, Editado por Encuentro Continental de Jóvenes, Arzobispado de Santiago. Producción General: El Mercurio S. S. P., octubre 1998, p. 33.
[4] Idem, p. 31, 32.
[5] Idem, p. 32.
[6] Idem, p. 83.
[7] Idem, p. 95.
[8] Idem, p. 95, 96.
[9] Idem, p. 98.
[10] Idem, p. 102.
[11] Idem, p. 101.
[12] Idem, p. 104.
[13] Idem, p. 105.
[14] Idem, p. 117.
[15] Idem, p. 117.

(a) Nietzsche, Friedrich, Más allá del bien y el mal, en Obras completas III, trad. de P. Simón, Buenos Aires, 1970, p. 641 ss.
(b) Metz, Johann Baptist, Dios y tiempo, Nueva teología política, Editorial Trotta, Madrid, 2002, p. 170.

5:28 p. m.

 
Anonymous Anónimo said...

Estimados/as del Queule: 70 % de los/as trabajadores/as chilenas/os tienen trabajos indecentes, según estudio de la OIT, en una sociedad humanista y cristiana.

Carta re-contextualizada

Estimado señor director:


No es desconocido el nexo que hay entre solidaridad y patriotismo[1], en particular desde la mirada de nuestro querido San Alberto Hurtado. Y cuánta vigencia cobra esa mirada, entendida como llamado a nuestra conciencia colectiva, a propósito de las fiestas patrias recién celebradas en el país. En razón de ello, nosotros creemos que septiembre debiera ser designado no sólo el mes de la patria, sino de la memoria. Así nos haríamos cargo de las obligaciones que en el curso de nuestra historia patria hemos dejado pendientes. Así responderíamos, además, a la interpelación que nos hace Juan Bautista Metz* y Gabriel Salazar, nuestro Premio Nacional de Historia 2006, en el sentido de que ya es tiempo de poner en el centro a los olvidados y los “perdedores” de la historia. Así empezaríamos a superar nuestras burguesas y poco cristianas costumbres de caer en las amnesias y de seguir perpetuando un modo de vida excluyente, que excluye a cientos de miles por medio de las inequidades e injusticias y que invisibiliza y silencia a las “otras voces”. Por lo demás, somos mayoritariamente creyentes (Revista MENSAJE, Nº 551, agosto 2006, Vol. LV, p. 7: “Somos mayoritariamente católicos…”).
Precisamente, quisiéramos, como católicos, ser consecuentes con esas voces. Digamos que luego del retorno a la calma, después de tanta algarabía, felicidad y “chilenidad”, podríamos preguntarnos si esas fiestas han sido expresión fiel de lo dicho arriba sobre el patriotismo. Pues como lo cristiano y lo humanista constituyen el común denominador de nuestra identidad nacional, podríamos profundizar en el asunto, siguiendo la opinión del propio padre Alberto Hurtado. Claro que habrá que hacer memoria, pues su noción sobre qué serían los auténticos valores patrios o qué es el patriotismo en una sociedad cristiana sólo la hemos conocido parcialmente, o digamos que una parte de esa noción la hemos relegado al olvido. Recordemos: su concepto de patriotismo está indisolublemente ligado a los valores cristianos.
Es decir, cada vez que celebremos nuestra chilenidad o hagamos gala de nuestro patriotismo, debiéramos celebrar desde la siguiente verdad: “Somos – como ya se dijo- mayoritariamente católicos…”, o sea, somos una sociedad humanista y cristiana (esto, además, es lo que más se repite en campañas electorales para sumar votos, ¿o no?). No obstante, esto nos lleva a la siguiente pregunta, incómoda, incluso para más de alguien quizás insoportable, planteada hace ya tiempo por el primer santo chileno: ¿Es Chile un país católico? Pues dejemos que la voz de Alberto Hurtado interpele nuestra memoria:
“Para muchos, durante muchos años, el cristianismo ha sido un asunto puramente individual, algo a sí como una especie de seguros para la otra vida…” “Pero el cristianismo auténtico no es eso: es la religión de los hermanos que se sienten responsables de la salvación[2] de sus hermanos”.[3] “Los que han creído que el cristianismo es un asilo para salvaguardar su fortuna, su rango, sus virtudes mezquinas y mediocres han tenido que desengañarse”.[4] “Cristo no es un modelo que haya bajado del cielo para servir de argumento a Leonardo da Vinci ni a Rafael, para que sus cuadros hermoseen los salones. Ni subió a la cruz para que su imagen de marfil o de bronce adorne un dormitorio”.[5] “La elevación del proletariado es elemento substancial del orden nuevo…”, “Esa elevación habrá de realizarse por una modificación profunda de la estructura social actual: de la educación, de la remuneración del trabajo, de la vivienda popular, de la seguridad social”.[6] “Se engaña si pretende ser cristiano quien acude con frecuencia al templo, pero no cuida de aliviar las miserias de los pobres”.[7] “Se engaña quien piensa con frecuencia en el cielo, pero se olvida de las miserias de la tierra en que vive”.[8] “El silencio sobre las injusticias sociales perjudica en mayor grado a la Iglesia de lo que pudieran servirla grandes discursos sobre el peligro de las logias”.[9] “…La burguesía católica en su resistencia a la justicia social ha actuado no en cuanto católica sino en cuanto burguesía”.[10] “Algunos se consideran culpables al estrechar la mano de un masón o de un comunista, pero no al tratar con quienes violan abiertamente la justicia en sus negocios y la caridad en sus palabras o en sus omisiones egoístas”.[11] “Aunque no hubiera nacido Karl Marx o Lenin, aunque Rusia estuviera bajo el régimen de los zares, mientras haya un pobre que padezca injusticia, el católico se siente unido a él, deudor de él. De esta deuda no se sentirá libre hasta haberla pagado”.[12] “El católico es social no por anticomunista sino porque es católico”.[13] “Trabajar en condiciones humanas es bello y produce alegría. Pero esta alegría es echada a perder por los que altaneramente desprecian el esfuerzo del obrero, no obstante que se aprovechan de sus resultados”.[14] “Otros hay que ofenden al obrero, haciéndole sentir que él vive porque la sociedad bondadosamente le procura empleo”. “Más cierto sería decir que la sociedad vive por el trabajo de sus ciudadanos: sin trabajo no habrá riqueza ni sociedad”. “Esta idea podría ser mejor comprendida en una asociación vocacional en la que el trabajador, dejando de ser un simple asalariado, participara de la propiedad y aun de la dirección de la obra en que trabaja para bien y servicio de la sociedad”.[15]
¿Acaso no le hace bien a nuestra chilenidad, y a nuestro ser y estar-en-el-mundo, el ejercitar el pensamiento y la memoria? Obvio que sí; la vida no es puro gozar y gozar, también es necesario pensar y hacer memoria. Pues hacer memoria es… confrontar el “Bienaventurados los olvidadizos” (a), de Nietzsche, con el “bienaventurados los que sufren”, de Jesús, y proclamar con Metz: bienaventurados “los que no pueden olvidar el dolor” (b) de las voces de los silenciados, las víctimas inocentes, los humillados, los injustamente excluidos, los del sueldo mínimo, los que tienen hambre y sed de justicia, los perdedores de la historia… de esa historia predicada y enseñada por los propietarios de la Teta Eterna, guardianes eternos de los valores y los dogmas globales de un neoliberalismo en decadencia. Hacer memoria es fortalecer nuestros valores patrios; es ser consecuentes con nuestra condición de sociedad humanista… y cristiana. Hacer memoria es hacernos cargo de las obligaciones que en el curso de nuestra historia patria hemos dejado pendientes. Hacer memoria es no quedarse sólo con la parte azucarada del mensaje de nuestro hermano Alberto Hurtado. Hacer memoria -finalmente- es defender la patria de unos antivalores que mantienen a las mayorías viviendo como exiliados en su propia tierra, esas mayorías expresadas en el 70 % de trabajadores/as que en nuestro país, según la OIT, sobreviven con trabajos indecentes.


Atte., Micaela Huala, Narda Rivera, Bastías Noé, voceros movimiento autónomo de filosofía –UC del Norte, IV Región, Chile.


*Johann Baptist Metz
Nace en 1928 en Auerbach (Palatinado del Norte), es profesor y doctor en filosofía y en teología. Cursó carreras en Bamberg, Innsbruck y Múnich. De 1963 a 1993 ejerce como catedrático de teología fundamental en la Universidad de Münster.
Discípulo de Karl Rahner, aunque toma su propio camino fundando la teología política. Coeditor de la revista internacional de teología Concilium, fue profesor invitado de filosofía de la religión e ideas en la Universidad de Viena de 1993 a 1998 y fue nombrado doctor honoris causa por esta misma universidad en 1994. Entre sus obras destacan Teología del mundo (1970), La fe en la historia y la sociedad, Más allá de la religión burguesa (1982) y El clamor de la tierra: el problema dramático de la teodicea (1996), entre otras.
Metz subraya el carácter histórico y no mítico de la fe cristiana: el Dios cristiano no está por encima de la historia; es el Dios de la hora histórica. En Jesús la trascendencia se convierte en acontecimiento histórico de salvación (= liberación). Frente a las tendencias privatizadoras de la fe de las teologías existencial y trascendental, acentúa la dimensión crítico-pública de la fe. Traduce teológicamente la primacía categorial del futuro en el pensamiento moderno “como escatología crítica creadora” (ojo, no esperadora) y la esperanza como resistencia creadora-liberadora. En su obra Dios y tiempo, nueva teología política (2002) pone en el centro la lucha contra la amnesia y el olvido de las víctimas inocentes de la historia a que arrastran los condicionamientos socio-políticos actuales y una cultura anti-anamnética (= amnésica) enfatizando el carácter actuante y cívico del movimiento fundado por Jesús. La provocación del discurso sobre Dios (2001) es una obra hecha en co-autoría con Elie Wiesel, obra fruto del homenaje con motivo de su setenta cumpleaños en el que participaron Joseph Ratzinger (actual Papa), Jürgen Moltmann y Eveline Goodman-Thau.
________________________________________
[1] Tony Mifsud, grupo de reflexión y ética, Universidad Alberto Hurtado, Informe Ethos, 2005.
[2] Entiéndase salvación como la entiende Gustavo Gutiérrez, Leonardo Boff, Hélder Cámara, John Sobrino, J. B. Metz, Richard Shaull, José Comblin, etc., etc., es decir, como liberación integral de la humanidad y de los pueblos, lo que incluye lo político, lo económico, lo social. Y la liberación de los fanatismos religiosos deshumanizantes (tan en boga).
[3] PADRE HURTADO, MENSAJE A LOS JÓVENES, Adaptación de manuscritos originales: Padre Miguel Ortega Riquelme, Editado por Encuentro Continental de Jóvenes, Arzobispado de Santiago. Producción General: El Mercurio S. S. P., octubre 1998, p. 33.
[4] Idem, p. 31, 32.
[5] Idem, p. 32.
[6] Idem, p. 83.
[7] Idem, p. 95.
[8] Idem, p. 95, 96.
[9] Idem, p. 98.
[10] Idem, p. 102.
[11] Idem, p. 101.
[12] Idem, p. 104.
[13] Idem, p. 105.
[14] Idem, p. 117.
[15] Idem, p. 117.

(a)Nietzsche, Friedrich, Más allá del bien y el mal, en Obras completas III, trad. de P. Simón, Buenos Aires, 1970, p. 641 ss.
(b)Metz, Johann Baptist, Dios y tiempo, Nueva teología política, Editorial Trotta, Madrid, 2002, p. 170.

3:58 p. m.

 
Anonymous Anónimo said...

"Estimado señor director:

Mascotas desechables, novillos torturados y zorros inmolados por pura crueldad y en nombre de un ¡viva Chile!

La noticia no fue muy difundida y sonó como a dato “raro”: “Descubren cementerios de perros en Perú” . Es decir, y específicamente, pueblos originarios del Perú, de la cultura Chiribaya, contaban con cementerios para mascotas, en los cuales, por lo visto, el trato digno era su sello pues las difuntas mascotas eran “cubiertas de cómodas mantas y alimentos” . La noticia, en todo caso, no es para nada “rara”. Históricamente está demostrado el respeto sagrado que los pueblos originarios le prodigaban en su ser y estar en el mundo a los “otros” hermanos: animales, árboles, plantas, ríos, agua, tierra. En nuestra cultura accidentalizada un respeto así es virtualmente impensable. Respecto a los perros, Chile podría ser llamado, fácilmente, el país de las mascotas desechables.
Efectivamente, un número altísimo de perros “zombi” deambulan sin rumbo por nuestras calles y barrios; y ya son parte del paisaje urbano. El espectáculo conmueve: se los ve con sus ojos de abandono, raquíticos, no pocos con tiña, brutalmente maltratados. En las noches frías despedazan la basura embolsada esperando encontrar algún rastrojo para introducir algo en sus vientres vacíos. Cuántos no terminan mordiendo o tragándose algún plástico, o con su hocico sangrando por alguna lata de jurel San José vacía transformada en una trampa maldita. Nosotros/as sostenemos que es una mentira el afirmar que se trata de perros vagos. La verdad es que “perros vagos” no es más que un sobrenombre que los humanos les hemos puesto para ocultar nuestra responsabilidad y desprecio hacia ellos. Seamos sinceros: llamémosles mejor perros abandonados. Es verdad que hay un número de ellos que se ha extraviado, pero en general se trata de perros desechados, olvidados, que algún día alguien de “alma grande” decidió tirar a la calle como quien tira una de esas bolsas de basuras aludidas. ¿Quién puede decir que jamás ha visto a uno de ellos? Sólo quien no quiera verlos. De hecho la mayoría los elude. Es que esos perros son un llamado que se incrusta como un taladro insoportable en nuestras conciencias: si te los encuentras sus ojos tristes e indefensos te hablan, te parten el pecho; sus ojos son los ojos del abandono, ojos del espanto causado por nuestra crueldad; ojos que parecen preguntarte ¿por qué?, o como que aullaran desde su más honda tragedia un auxilio desgarrador, o como que lloraran al cielo suplicando ¡piedad, misericordia, justicia, dadme agua, dadme algo para comer o libérame de este tormento!
Digámoslo, y aunque no nos guste admitirlo: no les llegamos ni a los tobillos a nuestros antepasados en materia de respeto a los que éstos y Francisco de Asís reconocieron como hermanos. Es que aquí prima un antropocentrismo soberbio y que en no pocos casos invoca razones bíblicamente distorsionadas para asegurar la supremacía del hombre sobre toda la creación, jurando que el sitial reservado para éste es el vértice de la pirámide cósmica. Así es, y seguro debe ser por esto de que aquí en nuestra patria (humanista y cristiana) se exalta como un valor sumo la ley bruta de la pura crueldad y del matonaje del más fuerte contra el más débil. ¡Pobres mascotas desechables! ¡Pobres “hermanos menores”, especialmente en septiembre! Para colmo este mes llegan los circos, muchos de ellos verdaderas cárceles rodantes para miles de animales condenados a perder su libertad y dignidad porque a alguien se le ocurrió lucrar con ellos forzándolos a andar en dos patitas para que unos ciudadanos “humanistas y cristianos” celebren y rían a carcajada batiente comiendo cabritas desde unas butacas pasadas a peo. ¿Y los rodeos? Ni hablar de los rodeos.
En nuestros “adorables” y “patrióticos” rodeos -y no sólo en septiembre- se ovasiona con delirio a unos señores de talones de suela y pezuñas rompe sábanas que se sienten “héroes haciendo patria” por atormentar a unas indefensas creaturas de Dios abandonadas a su suerte en unas medialunas que evocan a los circos romanos (en cuyo suelo corrían ríos de sangre de víctimas indefensas a objeto de satisfacer el apetito insaciable de algún Calígula pelacables). ¡Que desgracia la de estas pobres creaturas de Dios!
En virtud de lo precedente, y considerando especialmente septiembre, debiéramos sentirnos llamados a hacer una reflexión aunque sea mínima sobre el respeto que le debemos a nuestros hermanos menores los animales, sobre todo considerando que somos humanistas y… cristianos.
Por de pronto, a nosotros/as nos da vergüenza; sí, porque hasta aquí hemos atropellado flagrantemente los más elementales derechos de esas creaturas, también hijas e hijos de Dios. Un ejemplo de ese atropello, otro ejemplo: el caso de “la caza del zorro”, organizado por un club de huasos acá en la IV Región (de esos que no se pierden ni una fiesta de religiosidad popular, y que en los cuasimodos ponen ojos blancos al cielo y caras de “inocentes niños buenos” y que se queman hasta los ojos con la esperma de las velas que levantan en la celebración).
Para que se sepa a qué referimos, señor director: resulta que estos neo-huasos, aprovechándose de las fiestas patrias, no encontraron nada mejor que imitar una tradición cortesana inherente a las noblezas europeas o monarquías feudales (claro que haciendo gala de un estilo más rasca que tapadura de greda) y organizaron cacerías de animales. Sí; y la víctima elegida es un pobre zorro, al que sueltan para la ocasión. ¿Y sabe quién se lleva el trofeo de ganador o campeón? Respuesta: el “lord” que vuelva con el zorro muerto al hombro. Y corren hasta apuestas en dinero para darle más “honor” al ganador y color a la cuestión. ¿Podríamos llamarle a esta invención, una acción zorrúa, señor director? ¿O así estaríamos haciéndoles un flaco favor a los pobres zorros?
En último término, dicha invención, o “entretención”, se inscribiría -siguiendo la línea argumental del destacado historiador chileno Alfredo Jocelyn-Holt- en un viejo truco más por parte de cierto trasnochado “nacionalismo político y cultural” que se ha enquistado entre nosotros, y que “desde hace casi ya 200 años” viene operando en las fiestas patrias para hacerle creer a no pocos que en esos entretenimientos vulgares, picantes y deshumanizantes está la “chilenidad”, gritando a los cuatro vientos unos “viriles” ¡viva Chile! ¿Sabrán lo que es desear vida y jugársela por la vida? ¡Por favor!

Respetuosa y perrunamente, le damos las gracias, señor director, por tomar partido por promover el respeto debido a nuestros hermanos “menores”, porque como advertía sabiamente Gandhi: La nobleza de un pueblo se mide por el respeto que sus habitantes tienen por los animales. Nosotros/as decimos que ese respeto nos hace más humanos. Por último, ¡que ejemplo de humanidad y respeto a todas las creaturas nos dan una vez más los pueblos originarios, especialmente los Chiribaya, de nuestra hermana República del Perú!

Muy Atte., Juan Alegría Mundaca, Micaela Huala, voceros movimiento autónomo de fisolofía –UC del Norte, IV Región, Chile.
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10:42 a. m.

 
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